Es común observar en períodos económicos negativos, que la mayor parte de las compañías buscan urgentemente reducir costos. En esta línea y dependiendo de la industria, el costo de remuneraciones constituye para muchas de ellas, el ítem más relevante en esta materia, por lo que pareciera ser comprensible que la reducción de personal sea un elemento de “solución” durante este ciclo.
Sin embargo, las reducciones de costos no deberían plantearse sin asegurar que no se afectan los elementos vitales de la organización; es decir, los músculos que le permitirán avanzar como colectivo. Reducir la grasa, pero sin lesionar los músculos.
Un proceso de reducción de su dotación, es en sí mismo, un proceso de transformación; las señales directas e indirectas que transmite al grupo que sobrevive a este proceso, habla con mucha claridad acerca de cómo valoriza su capital humano y cuán consistente es su promesa de valor durante su proceso de reclutamiento y selección; esto, es especialmente relevante para aquellos candidatos que abandonarán la organización de cara a esta decisión, y que probablemente compraron el boleto de largo plazo que se les vendió cuando postularon a la compañía; estos, sin duda alguna, compartirán su testimonio con la red que han desarrollado durante su estadía, muchos de los cuales continuarán en la compañía.
Al realizar el planteamiento de cualquier proceso de transformación, es necesario buscar un equilibrio entre las decisiones a corto y largo plazo, especialmente desde una perspectiva de negocio.
En todo proceso de cambio, se debe desarrollar una gestión con una visión holística de la organización, analizando su estructura y arquitectura, es decir, todos los elementos que puedan impactar en la gestión del talento.
La omisión de las personas y su cultura organizacional es una apuesta casi segura al fracaso. Para que estos procesos sean exitosos y que la organización se desarrolle de forma sostenida, no puede permitirse que la cultura y las personas sean omitidas en las decisiones de una compañía, aún, en los peores momentos.