Existe una opinión ampliamente compartida acerca de lo que está viviendo la fábrica. Algo así como: Muévanse seres humanos, ya no les necesitamos. Los robots los reemplazarán….
Pero esto no es cierto; este no es el futuro de la manufactura.
La gente ha temido la marcha de las máquinas durante siglos. Sin embargo, durante el mismo tiempo, las máquinas han cambiado el trabajo; no lo han reemplazado. Y la cuarta revolución industrial emergente, incluso con sus líneas de ensamblaje automatizadas digitales, no es una excepción a esta tendencia. A medida que esta nueva forma de hacer negocios se convierta en una realidad, los seres humanos y las máquinas desempeñarán un papel crítico en el éxito de la manufactura.
Aquí hay un par de razones por qué.
En primer lugar, es cierto que la fabricación digital elimina al intermediario; cada vez más tareas rutinarias y repetitivas de montaje serán asumidas por las máquinas. Pero a medida que ciertos trabajos desaparecen, otros nuevos se abren en otras partes de la fábrica. Alemania, de muchas maneras, ejemplifica esta tendencia; hoy en día, los fabricantes alemanes despliegan tres veces más robots que las compañías estadounidenses, pero también emplean más humanos. En relación con el tamaño de nuestras economías, la mano de obra de fabricación alemana es el doble del tamaño de Estados Unidos.
En segundo lugar, desde el principio, la cuarta revolución industrial nunca ha presentado a los fabricantes eligiendo entre robots o humanos; más bien, siempre ha sido acerca de la combinación de las capacidades de ambos. En última instancia, es la convergencia de la inteligencia artificial y humana la que permitirá a los fabricantes alcanzar una nueva era de velocidad, flexibilidad, eficiencia y conectividad en el siglo XXI. Las máquinas tienen la capacidad de ensamblar las cosas más rápido que lo que cualquier ser humano jamás podría, pero los seres humanos poseen la analítica, dominio, y los valiosos conocimientos necesarios para resolver problemas y optimizar la producción.
Esto es precisamente lo que ahora vemos en la planta de Siemens Amberg Electronics en Alemania. En los últimos 25 años, Amberg ha evolucionado hasta convertirse en una planta totalmente digital, con la automatización creciendo a pasos agigantados. Pero lo que ha cambiado más durante este tiempo no es el número de empleados; si no, la productividad. La misma dotación - alrededor de 1.200 trabajadores que han sido entrenados y preparados para la fabricación digital - aumentando la productividad en más del 1.000%. Por ahora, Amberg es una especie de excepción. Pero no será por mucho tiempo.
Donde estamos ahora es sólo el comienzo. La inteligencia artificial está aquí y se está comercializando rápidamente, con nuevas aplicaciones creadas no sólo para la fabricación, sino también para la energía, la salud, petróleo y gas. Esto cambiará la forma en que todos hacemos negocios; nunca ha habido una oportunidad más grande para agregar valor a los clientes - y eso es lo que hace que esta nueva era imparable. Al mismo tiempo, las empresas tienen tanto una necesidad empresarial como la responsabilidad social de invertir en personas. La transformación de la fábrica debe ser satisfecha por un compromiso a gran escala, para la reestructuración industrial de los empleados actuales y aspirantes. La responsabilidad ahora es nuestra: asegurar que la fabricación digital sea accesible para cualquiera que esté dispuesto a aprender, trabajar duro y buscar nuevos caminos a través de la capacitación.
Alemania ha enfrentado el reto humano con un sistema dual de educación: un sistema público-privado que invierte, promueve y actualiza continuamente las vías de formación y educación para industrias establecidas y en su crecimiento. Los participantes asisten a escuelas públicas mientras reciben capacitación en el trabajo para nuevos estándares industriales, a través de un aprendizaje remunerado en una empresa del sector privado.
Este sistema también cumple un doble propósito, tanto para las empresas como para la sociedad: las empresas ganan al tener un nutrido número de trabajadores con habilidades y conocimientos relevantes; la sociedad gana con jóvenes en trabajos bien pagados y desarrollo de carrera, aumentando las oportunidades económicas y el fortalecimiento de la clase media.
Los líderes de la industria sólo tienen que recordar que, mientras los robots son programables, con los seres humanos, se gana su confianza.
Tenemos que demostrar que la fabricación digital es inclusiva.
Entonces, la verdadera narración será:
“Bienvenido robots, ustedes nos ayudarán, pero los humanos siguen siendo nuestro futuro.”
Fuente: time.com / Joe Kaeser, President and CEO of Siemens AG.