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Informe Estabilidad Financiera Hogares 2022.


El Banco Central de Chile (BCCh) tiene por objeto velar por la estabilidad de la moneda y el normal funcionamiento de los pagos internos y externos. Para cumplir con este segundo objetivo, debe resguardar la estabilidad del sistema financiero dentro del perímetro de sus atribuciones legales, implementadas desde una perspectiva macro financiera. Las decisiones y acciones derivadas de sus facultades forman parte de su marco de política financiera. En este contexto, se considera que existe estabilidad financiera cuando el sistema cumple sus funciones con normalidad o sin disrupciones relevantes, aun frente a situaciones temporales adversas. La identificación de potenciales eventos de riesgos, vulnerabilidades y mitigadores, junto con la evaluación del impacto sobre el sistema financiero, están en el centro del análisis de la política financiera del Banco Central de Chile.


A continuación, y dado que nuestro principal foco radica en el bienestar financiero y emocional de hogares país, nos referiremos a lo acontecido según este informe en este segmento.


Hogares.


Desde el IEF anterior el escenario macrofinanciero se ha deteriorado. El mercado laboral ha ralentizado su proceso de recuperación, las condiciones financieras se han vuelto más restrictivas y las perspectivas de crecimiento se redujeron. La situación financiera de los hogares se ha estrechado producto de un mercado laboral menos dinámico y una liquidez que ha continuado reduciéndose. A esto se suma la caída de los salarios reales producto de la inflación. Hacia 2023, las perspectivas de actividad apuntan a una caída del PIB, con un consumo que también descenderá, en un contexto de ajuste de los desbalances acumulados en 2021 (IPoM de septiembre del 2022).


La deuda de los hogares continúa su desaceleración, en línea con condiciones de oferta más restrictivas y una demanda debilitada. Al segundo trimestre de este año, la deuda no hipotecaria presentó una leve recuperación impulsada por el crédito de oferentes no bancarios. En específico, este crecimiento resulta del mayor uso de créditos rotativos, compensado en parte por una caída de los créditos en cuotas. Asimismo, la deuda hipotecaria continúa desacelerándose en términos reales, explicada en el margen por una salida neta de deudores, en un contexto de mayores tasas de interés y endurecimiento de los estándares de crédito.

La situación financiera de los hogares presenta alta heterogeneidad, los de menores ingresos han reducido su liquidez e incrementado el uso de rotativos; mientras que los de mayores ingresos aumentaron su apalancamiento. El endeudamiento y carga financiera de los hogares se han mantenido relativamente estables.


Así, la razón de deuda a ingreso mensual se ubica en 3,9 veces para el hogar mediano a agosto del 2022. En los hogares de menores ingresos, esta asciende a 3,4 y está compuesta principalmente por deudas de consumo, mientras que entre hogares de ingresos altos esta se ubica en 16,8 veces, donde destaca una mayor proporción de deuda hipotecaria. Respecto a la carga financiera, esta se ubica en torno a 22% del ingreso mensual de ambos grupos.

El impago permanece bajo su promedio histórico, sin embargo, continúa aumentando en la cartera de consumo. El mayor incumplimiento ha estado concentrado entre deudores de menores ingresos.

La crisis sanitaria provocó un aumento generalizado en el incumplimiento, con algo más de intensidad en los primeros quintiles de ingresos. En forma posterior y producto de los programas de ayuda, dicho incumplimiento disminuyó a niveles históricamente bajos. En la actualidad, se observa una normalización en el impago de la cartera de consumo, con mayor intensidad entre los deudores de menores ingresos (gráfico II.13).


Los hogares enfrentan mayores restricciones de acceso al crédito y un entorno macroeconómico que se percibe más deteriorado. Con información a septiembre, todos los componentes del Índice de Percepción de la Economía (IPEC) se encontraban aún por debajo de sus niveles de hace tres años. Esto es refrendado por la Encuesta sobre Créditos Bancarios del tercer trimestre, la que indica que la demanda por crédito se mantiene debilitada en consumo y vivienda de acuerdo con lo percibido por la banca.


Ejercicio de tensión para hogares.


La materialización de los escenarios de tensión presenta un impacto similar al reportado en Informes anteriores, con un punto de partida con algo más de riesgo materializado y una situación que no incuba riesgos para la estabilidad financiera local. Estos ejercicios evalúan el efecto potencial de shocks en escenarios de estrés extremos, de baja probabilidad y alto impacto. Son de naturaleza parcial, pues no modelan todas las reacciones de los agentes y no constituyen proyecciones.


Se plantean tres shocks simultáneos por sobre los niveles actuales, el primero consiste en un aumento de la tasa de desempleo de 7pp en un año. En el segundo, se supone un aumento de 600pb en las tasas de interés de los créditos de consumo y de 200pb en las hipotecarias.

Finalmente, se incluye un shock de indexación de 4pp adicionales en un año. Dado el grado de indexación de los salarios en Chile —cerca de 60% de los asalariados percibe algún reajuste por IPC (IPoM de septiembre del 2013 y enero del 2008)— se considera un traspaso parcial de la inflación a los salarios reales.


Hacia adelante, la evolución del mercado laboral y el costo de financiamiento aparecen como los determinantes más relevantes del riesgo de crédito.


La deuda en riesgo efectiva aumenta por el mayor impago en consumo, mientras que los resultados muestran alta heterogeneidad. Dentro del escenario de estrés, el shock con mayor impacto es el de desempleo, seguido por el riesgo de tasas e indexación.

Hogares de menores ingresos se encuentran relativamente más apalancados en créditos de consumo de corto plazo —como productos rotativos— y por ende con una carga financiera más expuesta a aumentos de tasas.

En tramos de mayor ingreso, esto se desplaza hacia deuda hipotecaria, teniendo una mayor exposición al riesgo de indexación. No obstante, este último se contrarresta por la mayor presencia de cláusulas de indexación en los salarios y, como se vio anteriormente, por la salida neta de deudores hipotecarios y la menor contratación de créditos a tasa variable o mixta.


Deuda no-hipotecaria y situación financiera de los hogares en la pandemia.


Los resultados de la Encuesta Financiera de Hogares 2021 (EFH 2021) dan cuenta de una disminución del endeudamiento no hipotecario de los hogares. El monto agregado de estas obligaciones se redujo respecto de la EFH anterior, realizada en 2017. A su vez, la proporción de hogares que mantienen este tipo de deuda pasó de 61% en 2017 a 50% en 2021 (gráfico II.17)1/. Esta reducción es mayor en los hogares de menor ingreso, en particular del estrato 12 /, y se produce con más fuerza en productos asociados a tasas de interés más altas, tales como tarjetas y líneas de crédito (Presentación de resultados EFH 2021).


La evidencia sugiere que este fenómeno se explica en mayor medida por una contracción de la demanda por crédito de los hogares durante la pandemia. Como se ha documentado en IEF e IPoM anteriores, las medidas de apoyo a los hogares y la liquidación del ahorro de largo plazo en la forma de retiros previsionales, más que compensaron la caída de ingresos de los hogares y aumentaron su disponibilidad de liquidez.

Como consecuencia, la demanda por crédito de los hogares parece haberse reducido durante la pandemia, lo cual es coherente con lo indicado por la Encuesta de Crédito Bancario para el inicio de la pandemia. De acuerdo con la EFH, aumentó la proporción de hogares que no realizaron una solicitud de crédito, desde 83% en 2017 a 90% en 2021, a la vez que aumentó levemente la proporción de hogares que declararon no necesitar un crédito (gráfico II.18).


Aunque la menor demanda por crédito mejoró la posición financiera de los hogares hacia 2021. La disminución en el endeudamiento no hipotecario de los hogares también redujo su carga financiera total durante el año pasado. Así, la proporción de hogares con alta carga financiera3 / se redujo desde 22 a 13% entre 2017 y 2021, lo que se produjo con más fuerza entre los de menores ingresos (gráfico II.19)4/.

No obstante, algunos hogares —concentrados mayoritariamente en el estrato 1— mantenían altos niveles de carga financiera no hipotecaria, explicada principalmente por el mayor uso de créditos rotativos. Esto se produce en un contexto donde la liquidez disponible ha disminuido respecto de los dos años previos.


Como se desprende del ejercicio de tensión, los hogares de menores ingresos están más expuestos a alzas en tasas de interés de corto plazo y a la pérdida de empleo. Estos resultados, en conjunto con un escenario más desafiante, sugieren que dentro de lo posible se debiese procurar mantener un endeudamiento sostenible, con el fin de evitar episodios de tensión en las finanzas de las personas.


1/ Por otro lado, los resultados de la EFH 2021, muestran que el endeudamiento hipotecario no presenta cambios significativos para la mayoría de los hogares, excepto aquéllos de mayores ingresos, donde su endeudamiento hipotecario aumentó respecto de 2017. Esto es coherente con lo que se desprende de los datos administrativos bancarios.

2/ La EFH clasifica a los hogares de acuerdo con su nivel de ingreso. El estrato 1 corresponde a los hogares con ingresos hasta $1.138.860, el cual agrupa al 50% de estos.

3/ El RCI se calcula como la razón de gasto financiero mensual de un hogar sobre su ingreso mensual. Se considera un umbral de 40% para definir a los hogares financieramente vulnerables.

4 / La existencia de subsidios transitorios como el Ingreso Familiar de Emergencia Universal, junto a otros factores, también pueden haber contribuido a este resultado.


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Fuente: Informe de Estabilidad Financiera II Semestre 2022, Banco Central de Chile.


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