No se aprecia en la legislación laboral mecanismos de ahorro propiamente tales ni mayores incentivos para ello, salvo aquellos regulados para fines educativos, la obtención de vivienda propia y mecanismos para mejorar el ahorro previsional, los cuales, en todo caso, resultan ser poco conocidos y/o utilizados.
Ahora bien, fuera de la legislación laboral propiamente tal, existe una diversidad de productos de ahorro no previsionales, que incluyen una variada gama de posibilidades, como ahorro para el pago de la Universidad de un hijo que incluye seguro de vida, los seguros con ahorros, los depósitos a plazo, los instrumentos de inversión, las acciones, entre otros. Sin embargo, estos mecanismos no vienen asociados, por lo general, a un descuento automático acordado con el empleador, sino que, por ejemplo, pueden ir asociados a un pago automático a la cuenta corriente del interesado, teniendo una tasa de bancarización en Chile en torno al 74%. 2
Lo que genera una falta de ahorro no previsional no es solo la inexistencia de un mecanismo
concreto y directo en legislación laboral para fomentarlo, sino que también la realidad en que existen necesidades básicas que solventar con los ingresos económicos, los cuales muchas veces solo alcanzan para aquello y no para poder destinar una parte al ahorro. En efecto, el ahorro no se presenta como una necesidad esencial no substituible, como lo es solventar las necesidades básicas, tales como, la alimentación, salud, agua, luz, educación, alimentación, entre otros.
La carencia de un equilibrio responsable entre consumo y ahorro se debe principalmente a la
falta de educación financiera en prácticamente todos los niveles etarios y sobre todo en los estratos económicos más bajos. Es en este contexto que corresponde preguntarse por la capacidad de ahorro de los hogares en Chile, centrándonos en aquellos que se solventan a través de personas que sean parte de la fuerza laboral activa de nuestro país.
En base a las cifras aportadas por el Banco Central, en el año 2022 los hogares tuvieron un
desahorro equivalente a 0,7% del PIB3. En otras palabras, existió una reducción en el ahorro
de los hogares.
Así también, durante el mismo año la riqueza financiera neta de los hogares alcanzó 119,7%
del PIB disminuyendo 10,3 pp. con respecto al cierre del año 2021.4
Por otro lado, al analizar el ahorro no podemos pasar por alto estudiar la realidad de los hogares en cuanto al endeudamiento de los mismos. Según la novena versión del Informe de Endeudamiento 2022, confeccionado por la Comisión para el Mercado Financiero, existe una deuda bancaria promedio de $2.100.000, siendo bastante preocupante que el 20,7% de las personas presentan una carga financiera que supera el 50% de su ingreso mensual.
En base al mismo informe, el segmento de personas dentro del parámetro entre 40 a 45 años tiene un mayor nivel de deudas relacionado a decisiones de compra de vivienda. Por su parte, llama la atención que la deuda representativa crece con el ingreso de la población. En efecto, el 68,3% de la deuda corresponde a deudores con ingresos superiores a los $1.200.000 y su participación en el total de deudores es de 26,2%. En tal sentido, a mayor ingreso, mayor es la cuantía de la deuda.
Sin embargo, el 73,8% de las personas endeudadas perciben un ingreso inferior a $1.200.000.
A su vez, la Comisión para el Mercado Financiero, en la segunda versión del Informe del Ahorro a Plazo en Chile 5, el cual analiza la tendencia de productos de ahorro 6 entre la población mayor de 15 años del país, revela que más de la mitad de la población (54,8%) dispone de algún instrumento o cuenta de ahorro bancario, bastante en línea con el 53,4% registrado en 2016. Pero, y como indica dicha institución, el 50% de la población mantenía un saldo de ahorro inferior al 10% del ingreso mínimo mensual. En efecto, a la fecha de referencia de la información7, la mitad de los ahorrantes presentaba un ahorro inferior o igual a $25.000,y sólo el 25% de los ahorrantes disponía de saldos que superaban los $360.000.
Estas cifras son poco alentadoras, siendo agravadas por una alta inflación que disparó la UF,
habiendo una gran cantidad de créditos otorgados en dicha medida, sin perjuicio que los ingresos de las personas por regla general se encuentran en pesos. Acrecienta esta brecha
también la existencia de un mercado laboral debilitado.
También, es importante tener presente que la tasa de ocupación informal se ubica en un 27,4%. Dicha ocupación informal genera una mayor precariedad en el empleo debido a la falta de seguridad social, estabilidad laboral, variabilidad en los ingresos, entre otros.
Finalmente, una cifra que nos aporta el estudio de la Comisión para el Mercado Financiero es
que el apalancamiento9 de los deudores bancarios equivale a 3,01 veces el ingreso. Así las cosas, en promedio los deudores poseen una deuda que sobrepasa en tres veces sus ingresos mensuales.
Esto no es un tema menor y también puede estar relacionado con la relación entre el ingreso y los gastos per cápita. Para lo anterior, es importante hacer presente las cifras que nos aporta el Instituto Nacional de Estadísticas, a través de su informe de principales resultados “VIII Encuesta de Presupuestos Familiares” (EPF)10. Al analizar los datos se concluye que el único quintil con capacidad efectiva de ahorro es el quinto quintil. En efecto, los quintiles del primero al cuarto tienen un ingreso disponible per cápita promedio, tomando como base el ingreso per cápita del hogar, inferior al gasto per cápita.
En definitiva, las personas están gastando más de lo que tienen.
Se desmarca de lo anterior el quintil número cinco, el cual posee un gasto per cápita promedio de $916.678 y un ingreso per cápita promedio de $1.195.008, dando una diferencia positiva equivalente a $278.330.
Concluyendo, no podemos desconocer la existencia de un país que actualmente -y por circunstancias que van desde el estallido social de octubre de 2019, la pandemia y una alta
inflación- genera una disminución en la capacidad de ahorro, pero, que dicha disminución no
resulta ser la única variable en juego para aumentar el ahorro. En efecto, lo anterior no es un impedimento para reconocer la importancia del ahorro y menos aún limitar las posibles nuevas opciones que puedan existir para fomentarlo fuera del ámbito previsional.
Es de importancia tener presente el contexto actual de la realidad económica de los hogares
de nuestro país, ya que, para proponer instrumentos de ahorro, resulta necesario tomar en
cuenta las necesidades y la realidad de los trabajadores.
Finalmente, tampoco debemos desconocer lo importante del ahorro a nivel macroeconómico
ya que una de las razones que fundamentan el ahorro es el aumento de la inversión. Las economías que ahorran más pueden aprovechar las oportunidades de inversión y, por lo tanto, crecer más rápidamente11. Pero, dicho ahorro, debe ser significativo y utilizado de manera eficiente.
Fuente: "Diagnóstico y análisis de la situación del ahorro de los trabajadores de Chile." Encargado por Cajas de Chile al Departamento de Estudios de Cámara Nacional de Comercio, Junio 2023.
Referencias.
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